Suspendida en el Océano Índico, millas al este de los safaris de Kenia y al norte de Madagascar, es un archipiélago de 115 islas tan hermoso que los primeros exploradores británicos pensaron que habían tropezado con el Jardín del Edén. 

Aunque son remotas, las Seychelles atraen a los visitantes que vienen para la última escapada romántica. Después de todo, hay pocos lugares más aislados que este cúmulo de islas celestiales. 

 

Por supuesto, hay más en las Seychelles que las playas prístinas y el agua tan clara que nunca se pierde de vista. Además de la belleza natural y la vida salvaje, la isla principal de Mahé, donde se encuentra la capital Victoria, cuenta con una hermosa arquitectura colonial francesa y británica. Y eso no quiere decir nada de los increíbles mariscos y los increíbles resorts.

 

Particularmente famosa es la playa de Anse Lazio en la isla de Praslin, que es conocida por sus claras aguas azules y sus árboles nativos de takamaka.

 

Lejos de la playa en Praslin se encuentra la Reserva Natural de Vallée de Mai. Mientras visitas esta espesa selva verde, con sus especies primitivas de plantas y animales que se han mantenido aisladas desde que se formaron las islas, intenta vislumbrar el loro negro de Seychelles. No se encuentra en ningún otro lugar de la Tierra.

 

La isla de La Digue también es conocida por la playa Anse Source d’Argent. Aquí encontrarás una línea de costa enmarcada por pintorescas rocas de granito. Si necesitas un descanso de la playa, la capital de Victoria, en la isla de Mahé, alberga una arquitectura increíble, mercados al aire libre, museos y una vibrante vida nocturna.